Camina por la vereda con cierta calma.
Llega a la esquina y retoma de nuevo el mismo recorrido, una y otra vez.
Solitario...pensando quien sabe en que, en quien.
Alma de personaje chistoso, algo que todos dicen que herede de el. Fanático, pero muy fanático del Tango, su gran amor.
Puede pasar horas contando anécdotas de su vida, con fechas y años exactos...gran memoria la de el...a pesar d sus 76 años.
Me visita diariamente, conversamos y nunca falta el: “¿Comiste algo?” , “ ¡Cuando vas a dejar ese cigarrillo!...y algunos otros dichos.
De chica me decía Mondongo ( mal que inevitablemente aun sigo escuchando).
Siempre me llevaba a pescar, podía pasar horas frente al río esperando por un poco de suerte... sin nada de éxito, pero siempre volvíamos al mismo lugar..año tras año.
Recuerdo su pasión por llevarme de paseo y orgulloso presentarme como su nieta a todas las personas que cruzábamos en el camino...lamentablemente también recuerdo esas insistencias de la gente de apretarme los cachetes redondos que aun hoy me acompañan.
Es una persona organizada, cumple horarios y no permite que se los cambien...personalidad dura, distante y pasiva.
Es una costumbre ya que visite el cementerio todos los domingos temprano por la mañana, lleva flores que le roba a la vecina...(el piensa que ella no se da cuenta, pero no es así).
Tiene la obsesión de dejar las puertas abiertas...y nunca golpea antes de entrar, acostumbrado a vivir toda su vida en un pequeño pueblo invadido alguna vez por el agua...pero esa es otra historia, alguna vez la contare.
Demuestra gran pasión por las imágenes, pasamos horas hablando sobre ello...y nunca falta el momento en que llegue con el famoso “cajón de los recuerdos” para comenzar una de aquellas historias que marcaron su larga vida.
Tuvimos mil encuentros...malos quiero decir, muchas diferencias...es mas, fue la única persona que silenció mis palabras con una flor de cachetada...
Pero un día, hace no mucho, preocupado llego lamentándose de ese momento...yo no necesitaba eso, pero me alegro saber que no era yo la que estaba equivocada.
El sabe que escribo, muchas personas lo saben...pero muy pocas personas tiene acceso a ello. Siempre, de niña, me pedía que le escriba cartas a mi abuela...yo lo hacia y el contento se iba, muy contento.
Hace mucho tiempo que no lo veo así, contento quiero decir.
Ahí va nuevamente, cruza por mi casa, caminando lento, muy lento...como esperando algo.
No se porque...pero esa imagen me lleva a escuchar algo...la asimilo con una canción que el alguna vez me hizo conocer.
Shhh, se escucha muy bien...demasiado bien...ah!! ya se cual es...
Es “Balada para un loco” de Piazzola...no podía ser otra.