23 septiembre, 2007

Acompañar la soledad.

Abatida.
¿Ignorada?
Enamorada y desamorada.
Tocar el cielo,
y de repente chocar fuerte con el suelo.
Duelo permanente,
pero deseos de “algo más”
No soltar el objeto fetiche que tanto protege,
que permite disimular.
que nos permite fingir.
Palabras ocultas en miradas de desinterés.
Intereses disfrazados de hirientes “NO”.
Querer abrazar y besar
pero ocultarlo.
Querer ser menos
pero demostrar ser más.
Llegar a la cama a la noche y llorar,
con frío, y desconsuelo...solo llorar.
Crees verlo.
Crees escucharlo.
Crees sentirlo.
Tienes miedo.
Y no dices nada.
Expones fortalezas,
y poco de eso tienes...
nada de eso tienes.
Soledades acompañadas.
Almas diferentes
que se unen y se escuchan.
Porque solo las soledades escuchan los silencios.
Porque solo las soledades acompañan momentos.
Porque solo las soledades ríen con llantos invisibles.
Porque tu soledad y mi soledad
no pueden estar más expuestas
y así nos vimos,

sin que nos vean.




(Para G.)