30 noviembre, 2008





Me complace el instante
en donde por momentos llenan sus bocas de mi.
Por mi.
Les permito que imaginen tras los movimientos que les vomito encima.
Los contamino contagiándolos con mi perfume...
muestro el poder que tengo en sus palabras
y con miradas confirmo su vulnerabilidad bajo mi poder.
Desgarro "cuentos infantiles" con un simple movimiento de mis labios
y reboto todos los pensamientos con una mínima frase que les escupo.
Los tengo en mi trampa.
Y los araño cada segundo que me rozan.
Y marco mis dientes en sus cuerpos infieles.
Y me zambullo en placeres que eran fantasías ajenas.
Causo dolor instantáneo.
Ellos creen que de mi trampa salen y entran a su modo.
Les hago creer que me engañan.
Por sus "ganas".
Por sus "conformidades".
Y claro, por sus "malditas incapacidades".
(goce externo)
No saben que yo al cerrar la puerta tras ellos
soy todo lo que no imaginan.
Soy básicamente una piel sin escama.
No saben que me escondo y me alejo de ellos.



Es que quizá la abeja reina puede morir por su propio veneno...
algún día.